Si, ya sé que mi última entrada hace referencia a otro clásico del cine, debe ser que me estoy volviendo “blandita”, como los del FAISÁN llamaban a Rubalcaba : )
En esta ocasión nuestro protagonista es Elwood, un hombre cuarentón que vive con su hermana y una sobrina, y que tiene, desde hace años, un inseparable amigo: HARVEY, un conejo blanco de casi dos metros de altura con el que él habla continuamente. Pero hay un probleeeema, que sólo él puede verlo!
Este personaje llega a despertar dulzura y simpatía, un hombre que es todo bondad. Cada vez que Elwood se encuentra con un desconocido, se presenta, le entrega su tarjeta y le invita a cenar un día a casa. Como Zapatero, el bueno entre los buenos, todo dulzura, buenas palabras y una sonrisa sempiterna… además, nuestro “Elwood” también invita, pero los demás pagan.
Zapatero es el James Stewart de la película, con un Conejito Blanco que sólo él ve, y que va enredándolo todo a su alrededor, pero que para él es encantador, hasta tal punto que la gente termina adorándolo ( al conejo, digo ) e incluso hablando con él. Todos los que le rodena terminarán “encantados” con las palabras que Zp ( digo Elwood ) transmite de boca del conejito Harvey!
Sólo un médico, un psiquiatra, tiene la fórmula para que lo deje de ver, la “Fórmula 799”, pero es que todos están taaaan alucinados, taaaaan maravillados con el conejito, que al final nadie quiere que se utilice la fórmula para que lo deje de ver!
Esa, esa es la fórmula que entre todos tenemos que buscar, a ver si Zp vuelve a la realidad y deja de ver Conejos Blancos gigantes que le digan qué camino debe tomar!!!!
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